Sobre nosotros
En el corazón de Valencia, donde el aroma del azahar se mezcla con el aire mediterráneo, nació una historia extraordinaria. María García, con sus ojos que brillan como el mar al amanecer, es el reflejo vivo de un mosaico cultural fascinante. Su sonrisa, tan cálida como el sol español, esconde historias de tres continentes: la pasión española de su padre, la calidez mexicana y la elegancia libanesa de su madre.
Cada mañana, en su pequeña pastelería de Barcelona, María creaba obras de arte comestibles. Sus manos danzaban entre la masa y el azúcar, creando postres que eran pequeños poemas de sabor. El aroma dulce de la vainilla se mezclaba con las especias del Medio Oriente, mientras sus creaciones contaban historias de tierras lejanas. Pero el destino tenía otros planes, más dulces aún que sus pasteles más elaborados.
Un día, mientras decoraba un pastel de bodas con delicadas flores de azúcar, María tuvo una epifanía. Vio en los pliegues del fondant lo que veía en los pliegues de un vestido: una historia esperando ser contada. Así nació Rovella, nombrada en honor a la calle de su infancia, donde los balcones floridos y las risas de los vecinos tejían el tapiz de sus primeros sueños.
En Rovella, cada prenda es una historia de amor cosida a mano. Los vestidos fluyen como el agua del Mediterráneo, los estampados bailan como las flores en los jardines de México, y los detalles brillan con la sofisticación de los zocos libaneses. No son simples prendas; son poemas vestibles, son sueños hechos tela.
María transformó su comprensión de las texturas y los colores, aprendida en la pastelería, en algo completamente nuevo. Donde antes veía capas de bizcocho, ahora ve capas de tela. Donde antes creaba decoraciones de azúcar, ahora borda historias en seda. Su ojo para el detalle, perfeccionado en años de crear postres artísticos, ahora da vida a colecciones que son tan únicas como las mujeres que las visten.
Cada colección Rovella es un viaje sensorial. Los tejidos susurran historias de tierras lejanas, los colores cantan melodías de tres continentes, y cada puntada es un paso en el viaje de autodescubrimiento. Son prendas para mujeres que, como María, se atreven a soñar en technicolor, que ven en la moda no solo una forma de vestirse, sino una forma de expresar su alma.
En el atelier de Rovella, donde la luz del mediterráneo juega con las telas y los hilos, María crea más que moda: crea posibilidades. Cada prenda es una invitación a ser valiente, a ser única, a ser extraordinaria. Como las recetas heredadas de su abuela, cada diseño tiene un secreto, un toque especial que lo hace inolvidable.
Este es solo el comienzo de la historia de Rovella. Una historia que, como su fundadora, atraviesa fronteras y desafía expectativas. Una historia que demuestra que los sueños, como los mejores postres y los más bellos vestidos, se hacen con amor, paciencia y un toque de magia.
Bienvenidos a Rovella, donde cada prenda es un cuento por descubrir, y cada mujer es la protagonista de su propia historia de moda.